Noviembre es el Mes Nacional de la Diabetes, un momento en el que las agencias de salud tratan de llamar la atención sobre una enfermedad que afecta a 38 millones de personas en el país, de las cuales 9.7 millones ni siquiera lo saben.

Efren Ávalos fue uno de esos que no sabía que tenía diabetes.

Originario de Nayarit, México, este hombre de 71 años ha estado viviendo con diabetes durante aproximadamente 15 años, cuando fue diagnosticado con la enfermedad después de un episodio alarmante.

“Estaba manejando en la autopista y de repente me sentí muy mareado y extraño,” recordó Ávalos. “Fui a la sala de emergencias porque sentí que ya no podía seguir manejando.”

Su nivel de azúcar en sangre estaba en 460 (lo normal es por debajo de 125 después de un ayuno) y tuvo que quedarse en el hospital hasta que se le redujera el nivel.

Unos días después, acudió a la Clínica Romero, donde usualmente se realizaba chequeos de salud, y allí le dijeron que tenía diabetes.

Desde entonces, ha mantenido la enfermedad bajo control gracias a la medicación que toma, a la terapia y a las clases de nutrición que ha recibido en la Clínica Romero. También le han enseñado cómo controlar su nivel de glucosa y cómo inyectarse insulina, algo que lleva haciendo durante los últimos 10 años.

“Me han enseñado qué comer, qué no comer,” dijo Ávalos, quien admite haber comido mucho pan, pozole, menudo, y casi todo lo que antes, pero ha cambiado esa dieta por pescado, pollo, y ha reducido su consumo de arroz, pastas y otros tipos de harina.

 

Dieta y ejercicio

La P.A. Deisy Mendoza, médica familiar en la Clínica Romero que atiende a Ávalos, destaca la importancia de limitar los carbohidratos en nuestra dieta para reducir el riesgo de diabetes.

“Mucha gente dice que les dio diabetes porque se asustaron o se enojaron, pero no se trata de eso,” dijo.

El culpable es lo que ponemos en nuestro cuerpo, y para los latinos, la dieta de la “T” (tacos, tamales, tortas, etc.) no ayuda.

El pan, las tortillas, la masa son carbohidratos que se convierten en azúcar cuando se metabolizan en el cuerpo. Si consumimos en exceso este tipo de productos, el cuerpo puede tener dificultades para procesar toda esa azúcar.

Explicó que cuando comes una tortilla, el azúcar se libera mientras se metaboliza, y el páncreas libera insulina en el cuerpo para capturar ese azúcar (también conocido como glucosa) y llevarlo a donde necesita ir. Pero cuando tienes diabetes, el páncreas puede no estar funcionando de manera eficiente para liberar insulina, y la glucosa no va a ningún lado.

La P.A. Mendoza explicó que, para los diabéticos, no se trata de eliminar por completo todo lo que comemos, sino de reducir aquellas cosas que nos hacen daño.

“Aún puedes comer tus tortillas, pero no cuatro en una sola comida, solo una,” dijo. “Si comes frijoles, no comas arroz; si comes arroz, no comas tortillas, porque eso es carbohidrato sobre carbohidrato.”

“Si limitas las tortillas, la diabetes estará más controlada y podrás vivir más tiempo,” añadió.

Y si haces una “trampa” y comes cosas que aumentan tu nivel de azúcar, sal a caminar para compensarlo, recomendó.

Los diabéticos también deben cuidar otros chequeos de salud.

“La diabetes no te va a matar. Lo que te mata es el daño que la diabetes hace a los diferentes órganos,” explicó. “Esta enfermedad no te mata de inmediato; te mata lentamente.”

La diabetes puede afectar la visión, por lo que se debe consultar al optometrista una vez al año. Cuando tienes niveles altos de azúcar, tu saliva también tiene más azúcar, lo que puede provocar un mayor índice de caries, por lo que debes ir al dentista regularmente. La diabetes también puede afectar los riñones y la circulación, lo que, si no se controla, puede llevar a úlceras en los pies y, en casos extremos, a amputaciones.

Por eso es fundamental que, si experimentas visión borrosa, aumento de la sed y las ganas de orinar, o picazón/hongos en las áreas privadas (todos síntomas de diabetes), te hagas un chequeo lo antes posible.

Ese chequeo incluirá dos pruebas: una para medir tu nivel de azúcar en sangre (menos de 125 cuando se está en ayuno es lo ideal) y la siguiente será una lectura de A1C, donde aquellos que tengan un A1C entre 5.7 y 6.5 se consideran prediabéticos y pueden comenzar con medicación; cualquier cosa por encima de 6.5 es la definición de diabetes.

Hay dos tipos de diabetes: Tipo 1 (generalmente encontrada en niños) y Tipo 2 (cuando el páncreas no produce suficiente insulina para manejar los niveles de azúcar en la sangre).

Explicar todo esto, la importancia de hacer ejercicio y comer bien, y el uso adecuado de la medicación es lo que la P.A. Mendoza dijo que marca la diferencia en sus pacientes.

Y esa es la ventaja de la atención que brindan en la Clínica Romero.

“Conocemos la cultura, entendemos el idioma. Explicamos las cosas de manera que puedas entender cómo cuidar de ti y tu familia,” dijo. “Ofrecemos transporte para quienes no lo tienen, ofrecemos consultas telefónicas si estás demasiado ocupado en el trabajo, tenemos citas presenciales. Tenemos diferentes opciones para hacer todo lo más fácil posible.”

 

“La diabetes tiene mucho que ver con el estilo de vida. Si tomas tu medicación, haces ejercicio y comes bien, deberías tener una vida normal.”

Así que, si te sientes mal, o simplemente quieres saber en qué punto estás o tienes antecedentes de diabetes en tu familia (lo que aumenta la probabilidad de sufrir esta enfermedad), ve a hacerte un chequeo.

“Cuanto antes lo detectemos, mejor,” dijo la Dra. Mendoza. “Entonces podemos revertirlo. Tengo pacientes que han eliminado su diabetes.”

La diabetes, señaló, es una enfermedad controlable, algo que Ávalos sabe de primera mano.

Desde que fue diagnosticado hace 15 años, ha cambiado su dieta, ha bajado de peso y ha seguido llevando una vida normal, incluso trabajando a medio tiempo en una oficina de impuestos.

Aún lo ven cada dos meses y le da crédito a la atención de la Clínica Romero por seguir vivo hoy.

“Soy prueba de que se puede vivir con diabetes,” dijo Ávalos. “Solo tienes que cuidar de ti mismo y seguir las órdenes del doctor. También tienes que tener cuidado con lo que pones en tu estómago.”